Son varias las lesiones que
pueden llegar a apartarnos de nuestra disciplina deportiva favorita; fracturas
óseas y ligamentarias y las temidas hernias discales son posiblemente las
primeras que a todos se nos vienen a la cabeza. Pero, ¿son las hernias de disco
lesiones que nos obliguen a abandonar el deporte? La respuesta es: NO TIENE POR
QUÉ.
Las hernias discales, como
casi todas las lesiones, pasa por diferentes estadíos o etapas.
Para comprenderlo conviene conocer el
mecanismo de la lesión. Una hernia discal es la rotura del disco intervertebral
que conlleva la expansión del núcleo pulposo ocasionando la compresión de las
raíces nerviosas del segmento vertebral afectado, lo cual genera molestias de
diferente intensidad pudiendo llegar a originar la incapacidad funcional de la
zona irradiada.
Dicha rotura del disco puede
ser moderada, en cuyo caso hablamos de protusión.
Este sería el estado inicial de la lesión, y el ideal para el diagnóstico puesto que la rotura no es lo suficientemente
grave y los síntomas desaparecerían con tratamiento adecuado y una correcta
higiene postural.
Cuando la rotura es lo
bastante grande existe un derrame del disco, que es una masa gelatinosa que
comprimiría el nervio, hablando de una gravedad más severa. Aquí es el momento
de adquirir obligatoriamente nuevos hábitos.
Debemos conseguir crear de
nuevo el suficiente espacio intervertebral para conseguir una correcta
reabsorción del núcleo. Para ello debemos realizar ejercicios y movilizaciones
que ayuden a aumentar dicho espacio y potenciar la musculatura paravertebral
consiguiendo así una armadura que evite que nuestra espalda varíe su
disposición natural óptima y disipando las diferentes molestias derivadas de
esta lesión tan enojosa.
Los ejercicios isométricos,
el Pilates o el yoga nos ayudarán a conseguir una auténtica reeducación
postural.
*Javier Solla.
-Artículo publicado en estendenciasport.com.
-Artículo publicado en estendenciasport.com.
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