Es frecuente
que con la llegada del buen tiempo nos animemos a cuidarnos un poquito más de
cara a la época estival: dietas, deporte…
Cuando
comenzamos con la práctica deportiva todos experimentamos sensación de dolor
que en un principio puede resultar una barrera pero que con el tiempo se puede
llegar a convertir en un estímulo más.
Esa
sensación dolorosa es normal y lógica hasta cierto punto. En la mayoría de los
casos se debe a una fatiga muscular derivada del esfuerzo extra al que estamos
sometiendo a nuestro cuerpo después de meses o incluso años de vida sedentaria,
o al realizar ejercicios con músculos que , en nuestra vida cotidiana, hemos
ido atrofiando.
Hasta aquí
todo normal. La sensación de fatiga muscular y de agujetas es algo que entra
dentro de nuestros planes cuando empezamos cualquier deporte. Ahora bien, no
todos los dolores son aceptables.
En primer
lugar conviene mencionar las lesiones osteopáticas que podamos presentar en
nuestro cuerpo y que no tengan un origen reciente. Antiguos esguinces sin
tratar, alteraciones en la articulación sacroilíaca causadas por nuestro
trabajo, problemas en la articulación temporomandibular, saturaciones
viscerales…. Son algunos ejemplos de alteraciones que van a provocar una cadena
de bloqueos articulares, acortamientos o distensiones musculares…. Que a la
larga se pueden traducir en lesiones del sistema musculoesquelético que pueden
truncar nuestra iniciación y, por tanto, nuestra progresión de manera drástica.
Los que
llevan años haciendo deporte tienen un conocimiento de su cuerpo que les ayuda
( y a nosotros también) a distinguir lo que sus músculos y articulaciones
pueden soportar.
Debemos prestar atención a las
sensaciones que experimentamos, ir conociendo la sensación de fatiga y ver cómo
la podemos combatir con frío, estiramientos, masajes… y debemos aprender a
localizar un dolor agudo y darle la importancia que se merece. Una sensación de pinchazo o tirón,
sentir un pedrada, un dolor radicular, etc. Debe encender nuestras alarmas y
tenemos que prestarles atención para poder ponerles solución a tiempo.
Dada la
explosión del running en nuestra sociedad es conveniente que nos concienciemos
de la importancia del cuidado de nuestros músculos y aprendamos una rutina que
nos ayude en el trabajo de prevención de lesiones.
Debemos
recordar la importancia que tiene el hecho de calentar y estirar de manera
correcta toda la musculatura, especialmente la implicada en la disciplina
deportiva que practiquemos, y pensar también en todas las estructuras que
castigamos a lo largo de nuestra jornada laboral.
La
conclusión de este artículo es que en el
deporte es importante sacar fuerzas para poder seguir y progresar, pero es
fundamental saber parar por el mismo motivo.
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